Echo de menos el carton, la risa divina, la inconsciencia de
ser loco,
Las maneras mas imperfectas de hacer todo y nada a la vez,
Echo de menos aquel carmín, un vino triste, la velocidad
para conocer las mentiras piadosas,
Que hacen dormir bien y despertar mejor,
Echo de menos cuando fraguo el cemento, cojiendo los
tobillos y yo de risas dando brincos
junto al rio,
Y como me miraban las farolas envidiosas de las antorchas
que llevaba en los bolsillos,
Echo de menos el pan, el pecar sin saber, el alijo de
sonrisas, el saltar contra la pared,
El dejar los besos esparcidos por algunas almohadas,
Echo de menos el anhelo con el que esperaba esa calada
escondida en esas noches furtivas,
Los arrebatos de
luchar contra los adoquines,